Mi schiavo, Mi padrone.

Y hoy esclavo mio, hoy me perteneces, hoy eres mio.
La noche es el contrato que vamos a romper, como tu carne
desgarrada de placer y tus manos atadas a mi ser.

Como siempre es cuestion de pieles, la que nos impide ser uno.
De la cual yo soy el esclavo, la que me manipula,
la que me exuda y gime, la que permuta y decide.

Pero hoy esclavo haz de consentir mis ganas,
comenzando por tu ropa que cae lentamente,
mirando el fruto de tu masculinidad, como añoranzas de amores desahuciados y sumisiones de hombres exiliados.

Pero al sentir a ese afiliado tuyo, pétreo, palpitante, fogoso,
Que me roza, me estimula, delicioso.
Te doy las riendas
de mi concupiscencia, perdido de nuevo en tu cadencia, arremete, que sin piedad penetre.

Tras segundos agonizantes de placer, despertando en un gemido, soy yo quien
tiene las esposas amarradas a tu cama, ahora yo tengo las sogas encarnadas.
Como cambias las cosas amado mio, que no habiamos dicho que yo era tu amo y tu mi lacayo?